El Origen
En un momento solo estaba El Origen. Y El Origen, a quien los hombres dan diferentes nombres, alzó su mano y escribió una palabra que es su nombre y comenzó a existir. Ese nombre es la vida de todo cuanto existe, tanto arriba en los cielos, como en la Tierra, en los mares profundos y en las altas montañas. Pero ese nombre es impronunciable y sólo el Origen lo puede decir. En el están contenidas todas las cosas, tanto las que fueron como las que algún día serán.
El Origen habló así:
“Sea el “fuego primero”, y las estrellas y todo lo que posee algún fulgor y todo lo que es y posee oscuridad. Sean uno y ocupen su lugar en mis pensamientos”
“Sea el tiempo, el amanecer y el ocaso, el ruido y el silencio y habiten juntos en mis pensamientos”
“Sea la vida y la muerte, lo mortal y lo inmortal; y sean ambos hebras de una misma madeja”
Luego cerró los ojos pero ya no durmió más, pues las cosas que había creado clamaban por su atención.
El Origen tomó un poco de cuanto había creado y las arrojó al espacio y habló asi:
“Sea “Mapu”, mi rostro, y su espíritu, y los hijos de la tierra y sus espíritus; sea también el mar y sus espíritus; sea el cielo y sus espíritus y tengan trato unos con otros como hijos del mismo padre”
“Sea Treng, mi propio reflejo entre los hombres y el guardián de todo lo creado”
“Sea Cai y habite el mar y mantenga el orden vital entre sus criaturas”
“Sea Moouqñe en el fondo de la tierra y gobierne sus criaturas y mantenga el equilibrio vital entre ellas”
“Sea Nguemó, mis ojos sobre todo lo que existe y mantenga la razón entre las criaturas que viven en las cumbres y el cielo”
“Pongo mi ley entre ellos: Que ninguno podrá jamás quitar la vida a otro ser viviente”
El Origen no volvió a cerrar sus ojos, pero meditó en sus criaturas un momento antes de continuar. Luego bajó al corazón de Mapu, La Tierra, por los túneles que se llaman de “Adwelin”(1),donde se guardan todos los elementos originales, y la llamó por su nombre.
Y Mapu se acercó a El Origen y le besó los pies. Luego ella puso en las manos de El Origen un poco de cada elemento original: Del fuego, una medida; de las piedras preciosas, una medida; del agua, una medida; del aire, una medida, de la oscuridad, una medida; de la carne de las hojas y las plantas, una medida; del barro, una medida.
Entonces El Origen puso de su ciencia en la mitad de aquellos elementos y los mojó con el agua de la laguna enorme que está en el corazón de Mapu, hasta crear una escultura de barro. Trabajó en ella muchos días, hasta quedar conforme con lo que había hecho. Esa escultura era la primera mujer
Finalmente le comenzó a hablar con hermosas palabras, que Mapu escuchó atentamente, hasta memorizarlas. Esas palabras son la vida de la mujer y de sus hijos. Por eso, cuando una mujer no puede concebir, puede ir ante El Origen y rogarle que este le dé un hijo. Él la escuchará y responderá su oración.
También le puso un nombre, pero este nombre solo la mujer y El Origen lo conocen.
Cuando la mujer despertó, estaba ciega y sorda, y un capullo de barro la envolvía. Al principio no entendía nada y no sabía nada y deambulaba sola por el borde del lago, arrastrándose o reptando como las serpientes. Miró pues El Origen con amor a aquel primer ser humano y sintió compasión de todo lo que existe, pués supo inmediatamente que sería la descendencia de aquella criatura invidente la que corrompería su creación. Pero no se arrepintió de haberla creado. El Origen se la encargo a Mapu y no volvió a ella hasta pasado muchos días y lunas.
Pasado cierto tiempo, volvió El Origen a ver a Mapu. Y ella lo recibió besándole los pies, como tenía por costumbre. Mapu había cuidado tiernamente a la mujer durante todo ese tiempo. La mujer se había acostumbrado a verla como su madre. El Origen tomó en su mano a la criatura ciega y desnuda que se movía en las orillas del lago cenagoso. La lavó y le permitió ver con sus ojos. Luego, puso su entendimiento en ella. Finalmente, le dio la magia de la vida. Ella sería la que traería hijos al mundo.
La dejó, pues, junto a Mapu mucho tiempo y regresó por ella un día justo antes del amanecer, con la intención de llevarla a la superficie. Pero la mujer deseaba continuar allí con Mapu y el origen no deseaba obligarla a ir a la superficie. Así que El Origen se fue de allí sin la mujer, pero no sin antes llevar consigo algunos de los mismos elementos con que la había creado.
Entonces El Origen llevó fuego, piedras preciosas, agua, aire, oscuridad, carne de las hojas y las plantas y barro, de cada uno una medida, como había hecho con la mujer. Y creó al hombre. Por eso el espíritu del hombre y la mujer, cuando dejan su cuerpo, buscan a Mapu, de donde fueron tomados.
Llevó El Origen al hombre al lago que está bajo la tierra, donde habita Mapu y le presentó a la mujer, que tejía las hebras de la vida de los seres que luego vendrían. Entonces ocurrió que la mujer cuando vio al hombre, se enamoró de él. Dejó lo que hacía y se acercó sorprendida. A su vez el hombre encontró curiosa a la mujer. Su risa le pareció agradable y rozando con su mano su mejilla, le habló tiernamente.
Dijo el hombre entonces lo siguiente:
- Veo que ante mi hay una igual, semejante pero a la vez diferente. Es mi reflejo y yo soy el de ella y ambos somos también un reflejo del rostro de El Origen. Ven pues conmigo, carne mía, a la superficie, donde están los seres que caminan y vuelan y vivamos juntos y seas tu mi compañera y sea yo tu compañero.
La mujer que antes no tenía interés en abandonar a Mapu, su madre, dejó entonces el lago y subió por los túneles de Adelwin, y el mundo que vió al salir la maravilló, lo que alegró a El Origen
Quiso El Origen llevarlos a la cima del Megteló, a la Peña del Mawida para mostrarles la amplitud del mundo.
- Esto- les dijo- es mi trabajo. Y ustedes son sus guardianes. Y Otros serán los que envíe a guardarlos a ustedes. Pero el mundo que ven es frágil. Cada cosa está relacionada con otra y el justo equilibrio es fácil de romper. Aun así, si alguien lo intentara, yo enviaría mi soplo para renovar las cosas cuantas veces ustedes me pidan.
También les advirtió lo siguiente:
- Trás la luz que ven, la oscuridad se levanta como una gran muralla. Y si dejan entrar un mal, este se levantará junto a otro hasta formar una montaña infranqueable. Las sombras oscuras pueden llegar a ser noches y los silencios, vacíos mortales. Aun no conocen el mal, pero este clama día y noche para tomar su parte entre lo que existe. Aún asi, pueden decidir no escucharlo, y el huirá de todos si así lo hicieran. Pero el día que decidieran poner su oído a el, el se hará señor del mundo y solo un gran bien podrá detenerlo.
Esto habló El Origen al hombre y la mujer en la Peña del Mawida. Tras lo cual se apartó de ellos un tiempo.(1) "Adwelin” es "dibujo" o "escrito" en la antigua lengua. Se cree que los espíritus comenzaron a escribir en unas cavernas bajo tierra la historia de las cosas que fueron creadas. Nadie sabe el nombre del primer espíritu que comenzó con los dibujos, pero si se sabe que el primero que reveló su existencia a los hombres y las mujeres fue llamado Kel, que en la antigua lengua significa “Traidor”. Se cree que este espíritu reveló la existencia de la inmensa red de túneles que atraviesan toda la tierra, yendo contra las leyes impuestas por su propia raza, que impide mostrar los túneles al hombre y la mujer, e incluso a espíritus perversos, puesto que en ellos se cuentan cosas futuras acerca del mundo, mezcladas con esperanzas y temores que conciernen solo a los espíritus, pero no al hombre y la mujer. Cai intentó destruir los túneles, creyendo que en ellos se revelaba su propia suerte futura y la de los espíritus malignos que lo acompañan, además de la magia que le impidió, en alguna época, hacerse de un cuerpo humano, con poder tanto sobre lo espiritual, como lo físico. Esta historia se cuenta en “El Libro de Kel” o “Libro del Traidor”