miércoles, diciembre 21, 2005

La desgracia de Melkine y Curinao

Mapei fue madre de Nsimno, y ella de Curinao, de la familia de Kimguen.(1) Curinao dio a luz a dos muchachas pelirrojas, de nombre Tepa y Ruil, que fueron abandonadas cuando tenían nueve años por su padre, en una cascada cercana a la montaña que se conoce como el “Megteló”, qué es donde habita el Mañke, el poderoso espíritu de las montañas.(2)

Curinao, tuvo a bien intercambiar collares (3) con Melkine, porque era un hombre bueno y valeroso, cuyas proezas se contaron por largo tiempo entre las tribus que vivieron cerca del bosque de Elian y entre los grandes ríos que se conocieron como Tralkanlefü y Wedalefü(4). Peleó con heroísmo en las guerras del “Kulpad”, cuando los hombres del norte atravesaron el río de Wedalefü para buscar esclavos que trabajaran sus campos y embellecieran sus ciudades(5).

Fue en la última de esas guerras que la desgracia consumió sus fuerzas y deseos de vivir, cuando su esposa Curinao murió en un incendio tratando de rescatar a sus hijas del fuego que se propagaba por todos lados, destrozando chozas y sembradíos. Eran estas niñas, Tepa y Ruil mellizas, ambas de intranquilizante cabello rojo(6).

Melkine, pese a su valor, no soportó el mal que había sobrevenido a su casa con la muerte de Curinao. Cuando vio que la gente del pueblo preparaba su entierro comenzó a trastornarse de dolor y tomando el cuerpo de su mujer, lo envolvió en sus mejores vestidos y se encaminó junto a sus hijas a la montaña del Megteló, a la “Boca del “Golgor”(7). Ahí la llamó por varios días pero ella no despertó. Fue entonces al bosque cercano y buscó su espíritu en las cascadas y los afluentes, preguntando a los espíritus si ella habitaba entre ellos, como decía la gente del norte, o se había ido para siempre. Pero los espíritus le respondieron que el alma del hombre vuelve a su creador y que ningún alma de hombre habita jamás entre los espíritus de la tierra. Melkine entonces se echó a morir y levantándose temprano al siguiente día, llevó a su hijas con él al Trayen Eseriave (8) donde las dejó con estas palabras: “Mirad donde se baña aquel hermoso ser que llaman “Mepingue” y cuando lo veáis, decidle que queréis que vuestra madre y vuestro padre regresen a la vida”, porque creía que las leyendas que se contaban podían ser ciertas si unas niñas inocentes las creían Y se marchó de allí sin decir más, llevando consigo el collar de bodas con el símbolo del Kimnguen que los uniera con su esposa. Luego subió a la cima del Megtelo y se arrojó al vacío. Pero su cuerpo nunca se encontró.

(1)Kimnguen viene de kimn que es conocer y Nguen que es Dios. Es posible que esta haya sido una de las familias más antiguas de la zona comprendida entre los míticos ríos Tralkanlefu y Wedalefu y que mantuvieron el culto a Nguen
(2) Mañke es el Condor, aunque se puede referir al espíritu que vive con estas aves.
(3) Casarse. El intercambiar collares era uno de los símbolos de unión matrimonial.
(4) Significa río malo o río del mal por varias razones: 1.- Separaba en forma natural de la ciénaga de Ñamkelen, que se decía poseía la magia de atraer a los vivos para perderlos y dejarlos olvidados hasta que murieran. 2.- Separaba de los pueblos que vivían en la orilla septentrional del Trelkanlefü, en la zona de las quebradas que dan al Golfo de Awün y que se suponían adoraban a la serpiente marina Cai. 3.- Se refería ala profundidad y torrente del río que lo hacía peligroso para cruzarse.
(5) Las comunidades que vivieron entre los ríos Tralkanlefu y Wedalefu eran conocidas por la hermosa manofactura de sus objetos.
(6) El cabello rojo, asi como cualquier otra marca especial en las personas, era considerado un aviso inequívoco de mal augurio.
(7) “Boca del Golgor “ Una caverna donde habitó un oso gigante, pariente del armadillo y que actualmente conocemos como “Milodón”
(8) Eseriave o Esercave fue una leyenda que circulaba entre los hombres de aquellas tierras.Decía que cada año, al venir el invierno, un espíritu alado con forma de puma o león bajaba a la tierra y se sumergía en las aguas de la cascada. Cualquiera que lo viera, podía pedir lo que deseara y esto se hacía realidad