miércoles, enero 19, 2005

REFLEXION

La esperanza viste de tragedia

Hace poco encontré una historia que me llamó la atención
por la profundidad de su enseñanza. Decía asi:

“El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta isla desierta. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar. Cansado, finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas pertenencias.
Entonces, un día, tras de merodear por la isla en busca de alimento, regresó a su casa sólo para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo había perdido todo. Quedo anonadado de tristeza y rabia. "Dios mío, ¿cómo pudiste hacerme esto?", Se lamentó.
Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el ruido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.

"¿Cómo supieron que estaba aquí?", Preguntó el hombre a quienes habían venido a rescatarlo. "Vimos su señal de humo y eso fue suficiente para localizarlo", contestaron ellos.

En una ocasión los discípulos también estuvieron en una situación similar, y creyeron que la cosa no podía ser peor. Está en el “Evangelio según San Marcos, 6:45 al 52:

Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que cruzaran el lago antes que él, en dirección a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y cuando la hubo despedido, se fue al cerro a orar. Al llegar la noche, la barca ya estaba en medio del lago. Jesús, que se había quedado solo en tierra, vio que remaban con dificultad, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, fue Jesús hacia ellos caminando sobre el agua, y ya iba a pasar junto a ellos. Cuando lo vieron andar sobre el agua, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos lo vieron y se asustaron. Pero en seguida él les habló, diciéndoles:

—¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo! Subió a la barca, y se calmó el viento; y ellos se quedaron muy asombrados.”
En este caso Jesús sabía que lo iban a confundir con un fantasma, sabía cual sería la reacción de los discípulos y no por ser Hijo de Dios, sino porque el sentido común dice que en esas circunstancias una aparición de este tipo resulta un presagio de muerte. Y no podemos culparlos por eso. Los discípulos deben haber pensado que la cosa podía ponerse peor, con la muerte rondando el barco, pero se equivocaron, era Jesús.
Uno se pregunta ¿no podría simplemente haber gritado desde la playa y haber detenido el viento y luego haber explicado a los discípulos lo que había hecho? Al parecer prefiríó que lo confundieran con un fantasma, y asi, cuando ellos pensaron que “morirían”, el se reveló como la esperanza. Entonces podemos cuestionarnos si a veces la esperanza tiene ropajes negros de desastre. O tal vez siempre se vista de desastre, asi sería más elocuente su luz.

Dios puede cambiar una situación adversa, en algo beneficiosos para nosotros, y aunque a veces parezca que todo va mal y las injusticias parecen multiplicarse hasta el punto que hasta Dios parece estar en nuestra contra, recordemos su preocupación y lo creativo que son sus métodos. En esos momentos no maldigamos, porque puede que detras de esa negra desolación, esté la verdadera esperanza.